esas manos alargadas, finas y sensuales,
labios apetecibles, que despiertan mi interior,
ojos penetrantes llenos de pasión.
Sin nada, eso es, no tengo nada,
pero a la vez lo tengo todo,
no necesito más,
tú me das lo que quieres,
¿lo tomo o lo dejo?,
¿sí o no?,
¿blanco o negro?,
¿lejos o cerca?...
Prefiero quedarme,
enterrar mi aspecto, mis palabras,
controlar mi delirio penetrante,
mantenerte en mi día a día,
y seguir sin saber nada.
Gracias.