sábado, 3 de septiembre de 2011

Impulso

Tal y como presencié en la cafetería,
un impulso de calor irrumpió en mi cuerpo,
la puerta se había abierto,
sentada al lado de un gran ventanal
esperé a que se acomodara;
ahí estaba frente a mí,
por fin después de tantas letras,
tanto tiempo compartiendo nuestras vidas.
..."Dos cafés ocuparon nuestra mesa"
El aroma de éstos provocaba
una sensación de tranquilidad,
sensuales gestos despertaban en tu cuerpo,
tocar tu mano con miedo a quemarme,
pero prefería arder
a pasar un segundo más sin acariciarte.
Tan solo una mirada nos impulsó a levantarnos,
acercarnos a la puerta y
abandonar las tazas aún rebosantes.
Sin café, sin destino, hablándonos en silencio
condujimos hasta nuestras moradas,
y soñamos que no había sido un sueño.