lunes, 22 de agosto de 2011

Uñas clavadas

Agarras a tu presa,
impidiéndola respirar,
rascas su piel y clavas tus uñas,
llenando de sangre su cuerpo.
Clavas con más fuerza,
hasta que penetras en su carne,
y te deleitas con su escorzo doloroso.
Has llegado a su interior,
y escarbas entre sus vísceras
para encontrar sus órgano más preciado.
Tus uñas no se diferencian y solo piensas
en desollar sus entrañas,
hundidas entre sus intestinos,
sienten que se acercan al centro,
tus manos lo sujetan con fuerza,
y arrancan su bien más preciado,
penetrando ansiadamente
en el corazón de tu víctima.