Cada noche al mirar al cielo
te la encuentras,
ahí tan bonita, tan hermética,
con sus ojos, su nariz y su boca,
traquila y somnolienta,
desprendiendo un brillo enternecedor.
Desdichada de ella mantiene un
amor imposible con su astro el Sol,
siempre separados, siguiéndose cada día.
El Sol fuerte, deslumbrante ilumina nuestro
día a día, la Luna tenue, débil ilumina cada
noche.
Las estrellas, amigas de la Luna,
la acompañan en sus largas noches,
donde los enamorados la piden deseos
y la intentan tocar con sus sueños.
Dichoso día en el que la Luna y el Sol
se funden en un acto de amor.
Hoy Sol y Luna viven esperando ese instante,
esos momentos que le fueron concendidos
y tanto cuestan que sucedan.
Ese día en el que no veas la luz de Luna
ni el brillo del Sol, un eclipse cegará tus ojos.
(Jaboranju)
