sábado, 15 de octubre de 2011

Consumirse

Y la mente comenzó a fraguar una idea errónea,
sin alternativa alguna posó sus hilos en mi cabeza,
comenzando a desenvolverse por cada recodo.

Sigilosamente asediaba el campo de batalla,
desmoronando cualquier rasgo de felicidad,
destrozando la confianza, la ilusión y mis sueños.

La nostalgia me seguía de cerca,
como si de mi penumbra se tratara,
ahí, asediando mi cuerpo y mi esencia.

Funesto ardor que comienza a recorrerme,
mi ser se oscurece, se enturbia mi sangre,
y mi razón me abandona.

Envenedada de una idea errónea,
me desplomo ante la existencia,
rindo mi corazón y destrozo mi alma.